Link a la Web Principal

Actitud Mental Positiva

Significa una actitud adecuada, compuesta por características positivas, simbolizadas por palabras como fe, integridad, esperanza, optimismo, valentía, capacidad de iniciativa, generosidad, tolerancia, tacto, amabilidad y sentido común.

Actitud Mental Positiva no es sinónimo de felicidad sino de predisposición.

Esta actitud tiene que ver con el hecho de darse cuenta de que existe otra manera de ver las cosas e insiste en la propia responsabilidad para cambiarlas.


Las personas que tienen una actitud mental positiva ante la vida se exponen a los mismo acontecimientos desagradables  que los que no la tienen, pero los experimentan de manera diferente, y ejercen una predisposición para resolverlos mientras que los otros pueden verse superados por la situación y bloquearse. 



Principios de la AMP:

1. La grandeza esta reservada para aquellos que adquieren un deseo ardiente de alcanzar sus objetivos.
2. El éxito lo alcanzan y lo conservan quienes lo intentan y lo siguen intentando.
3. Para convertirse en un experto en cualquier actividad hace falta práctica, práctica y práctica.
4. El esfuerzo y el trabajo pueden resultar divertidos cuando se fijan unos objetivos deseables.
5. Una actitud mental positiva y una precisión de objetivos constituyen el punto inicial hacia todo logro que merezca la pena.
6. Poner pasión y entrega en lo que uno se proponga, es lo que saca nuestra energía, nuestra fuerza, nuestra motivación. Sin pasión los resultados siempre serán pobres.
7. Si no tenemos fe en nosotros mismos, en nuestra capacidad, nunca pasaremos a la acción.
8. Lo que nos impide conseguir lo que queremos es estar constantemente repitiéndonos los motivos por los cuales no lo conseguimos en el pasado.
9. El futuro no es igual al pasado a menos que vivas en él.

Una actitud mental positiva no te convertirá en la persona más rápida, la más inteligente, o la más fuerte.Tampoco eliminará todos los problemas, pero sí te permitirá aprovechar al máximo tu potencial y obtener los mejores resultados.Y no sólo te permitirá utilizar más eficazmente tus habilidades sino que también te ayudará a evitar aquellas cosas sobre las que no tienes ningún control y que te afectan negativamente.


Juan Cañadas

Optimismo

Puede definirse como una característica disposicional de personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos. Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables.



El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir. La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.

En general, las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física. De hecho, uno de los resultados más consistentes en la literatura científica es que aquellas personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza (ambos tienen que ver con la expectativa de resultados positivos en el futuro y con la creencia en la propia capacidad de alcanzar metas) tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.

Hay personas que presentan una mayor predisposición que otras hacia el optimismo y que parece que tienen más facilidad para tener una actitud mental positiva, pero realmente, cada persona puede tener la actitud ante la vida que desee (ambas cualidades pueden aprenderse y desarrollarse) esto requiere inevitablemente esfuerzo, práctica y dedicación por conseguirlo… 


Juan Cañadas

Graphic Patrick: trastornos mentales

Patrick Smith (también conocido como Graphic Patrick) es un diseñador y director de arte, ha creado una serie de carteles en los que trata de reflejar a su juicio y de manera minimalista algunos trastornos mentales:


Agorafobia
Depresión
Anorexia nerviosa
Narcolepsia

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
Trastorno de identidad disociativo

Emociones positivas

Las emociones positivas aumentan la calidad de vida en la vejez. Ayudan a superar el estrés, aumentan la salud física y mejoran la capacidad de atención, entre otras ventajas.

Las emociones positivas son un potente antídoto contra el estrés, el dolor y la enfermedad en la vejez, señala un reciente estudio realizado por un psicólogo de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos. Pero las ventajas de esta actitud no alcanzan sólo a los ancianos, porque además se ha constatado que este tipo de emociones ayudan también a superar el estrés, aumentan nuestra salud física e incluso mejoran nuestra capacidad de concentración y de reflexión. Por Yaiza Martínez.

La idea de que sentirse bien puede tener un efecto positivo en la salud no es nueva, ¿pero es cierta? Un artículo reciente publicado en la revista Current Directions in Psychological Science, de la Association for Psychological Science (APS) de Estados Unidos, analiza esta cuestión, a partir de la revisión de los estudios existentes sobre el efecto de las emociones positivas en la salud de los ancianos. 

El autor de esta revisión ha sido Anthony Ong, un psicólogo e investigador de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, especializado en el estudio de los recursos emocionales, cognitivos y culturales que utilizan las personas para adaptarse a las circunstancias adversas de la vida, a medida que envejecen. 

El valor de una actitud positiva 

Según explica Ong en un comunicado de la APS: “Todos envejecemos. Sin embargo, es cómo envejecemos lo que determina la calidad de nuestra vida”. 
Anthony Ong.
Fuente: Universidad de Cornell.

En ese proceso, los datos de los estudios revisados por el psicólogo señalan que las emociones positivas realmente son un potente antídoto contra el estrés, el dolor y la enfermedad. 

Ong afirma que una actitud positiva puede proteger contra una mala salud en la tercera edad, de diversas formas. Por ejemplo, las personas más felices tienden a afrontar la vejez de manera preventiva, haciendo ejercicio regularmente o cuidando su descanso nocturno. 

Por otro lado, este tipo de individuos es más propicio a evitar comportamientos insanos, como el tabaco. Los beneficios de ciertas elecciones en el estilo de vida cobran mayor importancia en la vejez, época en que los cuerpos se vuelven más susceptibles a la enfermedad. 

Envejecimiento individual 

Y, además, una visión optimista ayuda a combatir el estrés, que se sabe es un factor de riesgo de padecer numerosas enfermedades. 

Según diversos estudios, los individuos con emociones positivas más fuertes presentan niveles más bajos de sustancias químicas asociadas con inflamaciones vinculadas al estrés. Por tanto, adoptando una actitud positiva, afirma Ong, la gente puede evitar incluso algunos de los daños físicos ocasionados por el estrés. 

En definitiva, el bienestar psíquico puede influir en el proceso de envejecimiento, en el que se produce un declive gradual del sistema neuroendocrino, el sistema cardiovascular y el sistema inmune, escriben los investigadores en Current Directions in Psychological Science. 

Este declive contribuye a aumentar el riesgo de enfermedad y mortalidad, pero resulta importante comprender que las alteraciones de los procesos fisiológicos derivadas de la edad no son invariables: existirían diferencias en el grado de vulnerabilidad y en la resiliencia (capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas), que dependen de cada individuo y de su propia capacidad para sentirse bien.

Otras ventajas 

Los ancianos no serían los únicos en beneficiarse de las emociones positivas. 

Según un artículo anterior sobre los trabajos de Anthony Ong, publicado por la Universidad de Cornell, las emociones positivas pueden ayudarnos, en general, en cuatro aspectos de la vida. 

En primer lugar, las emociones positivas pueden servir para recuperarnos de emociones negativas, e incluso de los efectos de éstas sobre el organismo. 

En pruebas realizadas en laboratorio, Ong descubrió que las emociones positivas favorecían una recuperación cardiovascular más rápida del daño producido por emociones negativas y que, además, estas emociones fomentaban la superación de momentos críticos de la vida, como el de la pérdida de un ser querido. 

En segundo lugar, Ong afirma que las emociones positivas aumentan la capacidad de atención y de reflexión, algo que han demostrado los estudios llevados a cabo por otra psicólogo de la Universidad de Cornell, Alice Isen, durante dos décadas de investigación. 

En tercer lugar, las emociones positivas fomentan también la resiliencia psicológica, es decir, mejoran nuestra capacidad de afrontar experiencias negativas; y, en cuarto lugar, estas emociones generarían bienestar emocional y físico. 

Cinco vías hacia el bienestar 

Para Ong, no se puede negar que las emociones positivas tienen un valor como recurso de adaptación y que, por tanto, resulta importante estudiarlas para entender y potenciar nuestros medios de desarrollo y florecimiento. 

En cuanto al modo de fomentar este tipo de emociones a nivel individual, Ong aconseja cinco maneras de hacerlo. Una de ellas es tratar de encontrarle sentido a la vida cotidiana, revisando los acontecimientos adversos desde una perspectiva positiva, dándole un valor positivo a los sucesos cotidianos y proponiéndonos objetivos realistas. 

La segunda vía es explorar técnicas de relajación que favorezcan la calma interior. Asimismo, Ong recomienda conectar con otras personas para despertar en nosotros emociones positivas, y realizar actividades que nos parezcan intrínsecamente motivadoras. 

Por último, el cuidado personal también favorece la actitud positiva: una buena alimentación, un buen descanso y el ejercicio físico regular, son factores que favorecen no sólo el bienestar físico, sino también bienestar psíquico.


Fuente:http://www.tendencias21.net/Las-emociones-positivas-aumentan-la-calidad-de-vida-en-la-vejez_a5537.html

Ataques de ansiedad (ataques de pánico o crisis de angustia)

Puede pasar  que un día, mientras estamos realizando una actividad cualquiera, en un lugar conocido (como por ejemplo: un centro comercial, en el coche, en un trasporte público, en el cine, o sencillamente en el sofá de nuestra casa) experimentemos, de forma repentina y sin saber muy bien porqué, un malestar físico muy intenso.

Algunos de los síntomas que podemos tener podría ser cualquiera de los siguientes: sudores, respiración agitada, ahogo o dificultades para respirar, nerviosismo, dolores intensos  (de cabeza, abdominales, etc.) presión en el pecho, palpitaciones, taquicardias, náuseas, inestabilidad, mareos, desmayos, hormigueos o cosquilleos, vértigos, etc.

Es probable que estas sensaciones vengan acompañadas de miedo, principalmente miedo a padecer alguna enfermedad (o morir), miedo a perder el control y/o miedo a estar “loco”.

Seguramente nos preguntemos qué es lo que nos pasa, y por qué nos ha pasado, lo más normal es que no encontremos respuesta…

Consecuencias lógicas después de vivir un episodio así serían: que empezásemos a vigilar nuestro cuerpo y nuestras reacciones físicas (tanto para ver si nos pasa algo grave como para intentar controlar que nos vuelva a ocurrir) y que desarrollásemos cierto miedo al lugar donde ocurrió la situación (centro comercial, coche, etc…)

Si nos ha ocurrido esto es probable que acabemos de sufrir un ataque de ansiedad (ataque de pánico o crisis de angustia), y aunque es lógico que tengamos miedo, seguramente ni estemos “locos”, ni enfermos, ni vayamos a perder en control de las situaciones.

Es una situación muy desagradable pero que tiene solución


Juan Cañadas

Rita Levi-Montalcini: lección de vida

"Mi cerebro con casi cien años es mejor que cuando era joven"

Entrevista: Rita Levi-Montalcini GABRIELA CAÑAS - Madrid - 24/10/2008

"Nunca he pensado en mí misma. Vivir o morir es la misma cosa", explicaba ayer la Premio Nobel de Medicina Rita Levi-Montalcini antes de ser investida Doctora Honoris Causa por la Universidad Complutense. "Porque naturalmente la vida no está en este pequeño cuerpo. Lo importante es la forma en que hemos vivido y el mensaje que dejamos. Eso es lo que nos sobrevive. Eso es la inmortalidad". En el Paraninfo de la universidad madrileña se vivió ayer un momento de excepción. La neuróloga centenaria (el próximo abril cumple los 100 años), que recibió el Nobel en 1984, regaló a los asistentes una lección de lucidez intelectual, compromiso social y un optimismo vital estrechamente ligado a una cierta indiferencia por la propia vida.


"Lo importante es la forma en que vivimos y el mensaje que dejamos"


Esta mujer judía nacida en Turín en 1909 está considerada una de las personas más importantes del siglo XX en Italia. Tuvo que esconderse del nazismo en la II Guerra Mundial ante las leyes de persecución racial y su primer laboratorio fue su dormitorio, que al tiempo le sirvió de refugio. Vivió 30 años en Estados Unidos, donde ejerció la investigación y la docencia de Neurobiología en la Universidad de St. Louis. En 1984 le otorgaron el Nobel de Medicina, junto a Stanley Cohen, por sus investigaciones sobre el crecimiento de las células neurológicas.


Pero su longevidad y su actitud positiva ante la vida no tienen que ver con sus conocimientos neurológicos; al menos no directamente. "Es ridículo obsesionarse por el envejecimiento. Mire, mi cerebro es ahora mejor que cuando era joven. Es verdad que veo mal y oigo peor, pero mi cerebro ha funcionado siempre bien. Lo fundamental es tener activo el cerebro; intentar ayudar a los demás y mantener la curiosidad por el mundo".


En esa constante actividad cerebral que ella defiende no cabe jubilación. "Estoy en contra de la jubilación o cualquier otro tipo de subsidio. Vivo sin ello. Renuncié a ello. En 2001 no cobraba nada y tuve problemas económicos hasta que el presidente Ciampi me nombró senadora vitalicia".


Empezó tarde sus estudios (su padre consideraba que no eran prioritarios para las mujeres), logró el Nobel a los 75 años y ahora, a los 99, dirige las investigaciones de su laboratorio romano cada mañana y por las tardes trabaja en su fundación dedicada a mejorar el nivel educativo de las mujeres africanas.


Extremadamente menuda y de andar inseguro sobre sus delgadas piernas, Rita Levi-Montalcini entró ayer en el Paraninfo renunciando con pundonor y sonrisa de satisfacción al apoyo que alguna mano le ofrecía. Luego dictó su conferencia sin papeles y sin tropiezos. La inició con un encendido homenaje a Santiago Ramón y Cajal, Nobel de Medicina en 1906, al que no conoció personalmente, pero por el que siente una admiración profunda: "Ha sido el gran neurólogo de todos los tiempos. No hay nadie comparable a él. Fue una persona excepcional desde el punto de vista científico, artístico y moral". Después, en el Paraninfo, contó cómo el Nobel español intercedió por su maestro Giuseppe Levi para que fuera excarcelado en plena dictadura de Mussolini.


Rita Levi-Montalcini se declara de izquierdas y laica y está incursa en la modernidad de la era digital, pero siente un rechazo visceral a ciertos ensayos genéticos. "Con fines terapéuticos, bien, pero los niños a la carta como quería Hitler, ¡nunca!".




fuente: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/cerebro/cien/anos/mejor/era/joven/elpepusoc/20081024elpepisoc_8/Tes